sábado, 15 de mayo de 2010

Actividad: ACOGIDA DE TAIZÉ

ACOGIDA DE TAIZÉ
Domingo / 30 de mayo / 5 de la tarde

Lugar: Pz. Diputado Luis Lucia, 18 bajo

La Comunidad Parroquial de San Ignacio de Loyola acoge la oración de Taizé

Miembros y amigos de la Asociación Ecuménica IEF, la Acogida de Taizé y la Comunidad Parroquial de San Ignacio de Loyola te invitamos a compartir un “RATO” de oración el domingo día 30 de mayo a las 5 de la tarde.

Nos sentimos retados por la oración de Jesús al Padre: “Te pido que todos vivan unidos. Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros. De este modo el mundo creerá que tú me has enviado” (Juan, 17, 21) tomada la cita de la BTI (Biblia Traducción Inter-confesional). Es por eso, que queremos unirnos especialmente este día a la oración de Jesús, dejando a un lado las diferencias que puedan separarnos, y orando juntos al Padre por la unidad de los cristianos.

Como dice el H. Roger: “El paisaje cristiano tiene tendencia a figurarse como compuesto de diferentes confesiones, unas al lado de las otras, cada una reivindicando la verdadera herencia de Cristo. Pero esta visión es engañosa. Para Dios, LA IGLESIA NO PUEDE SER MÁS QUE UNA. Ella no es una realidad de competición sino de comunión. Todos los que viven en comunión con Dios a través de Cristo son conducidos por ello a vivir en comunión los unos con los otros. Por lo tanto, en lugar de imaginar la Iglesia como una pluralidad de colectividades sin unión entre ellas, se trata de convertir nuestra mirada y verla como una realidad única en vía de construcción”, como nos exhorta Pablo en la carta a los efesios: “Vivamos, en cambio, con autenticidad en el amor y esforcémonos por crecer en todo, puesta la mira en aquel que es la cabeza: Cristo” (Efesios, 4, 15)

martes, 11 de mayo de 2010

“Perspectiva histórica de los acuerdos y traducciones bíblicas
en pro de la unidad de los cristianos”


Pau Grau
Encuentro-convivencia de la Asociación Ecuménica Internacional (IEF)
Alaquàs. València.
17 Abril de 2010


Preámbulo
Permítanme una breve presentación de las Sociedad Bíblicas Unidas (SBU) para enmarcar adecuadamente el tema que nos ocupa. Las SBU no somos una agencia de ecumenismo en sí mismas. Entendemos que el ecumenismo deben ponerlo en marcha las diferentes iglesias dentro de su particular “ethos” cristiano (como rasgo caracterial) maduro y desarrollado, espiritual u orgánico, a nivel individual o comunitario. Nuestro movimiento es una agrupación global de esfuerzos encaminados a poner al alcance de todas las personas la Biblia, en su propia lengua si es posible y salvando las dificultades económicas, religiosas o ideológicas. Nacimos como instituciones de naturaleza interconfesional pero en contexto protestante (anglicano y metodista), razón por la cual nuestro ámbito de trabajo inicial y hasta la mitad del S. XX se desarrolló entre las iglesias protestantes. Afirmar por último que en nuestro trabajo diario y acción misionera nos preside una innegable sensibilidad ecuménica y somos muy conscientes de que de nuestro trabajo interconfesional al traducir, editar y promocionar la Biblia se desprenden, forzosamente, consecuencias ecuménicas.

A. “Una sola Biblia para todos los cristianos
En el epígrafe precedente se substancia claramente nuestro empeño y la razón de ser de nuestra misión, nuestra particular misión dentro de la más amplia misión de la Iglesia cristiana. Puede parecer una afirmación sumaria y simple pero detrás de ella hay una larga historia de desencuentros, recelos, descalificaciones mutuas y apropiaciones que han hecho de la Sagrada Escritura una fuente de conflicto a lo largo de los siglos. Parece una obviedad afirmar que la Biblia “fue Una”, que nació como la unión del testimonio fidedigno de la Verdad encarna “Jesucristo” (NT) y de las Escrituras hebreas que trazan la gran historia de la salvación anunciando precisamente al Verbo encarnado de Dios (AT). Fuente de verdad, vida, palabra autorizada y guía para la iglesia cristiana sin exclusiones. Siendo una desde el principio es lógico preguntarse por qué razón ha habido y hay tal pluralidad de traducciones y ediciones hasta el punto que el cristiano común se siente confundido ante tal avalancha. Un simple repaso a la historia de la Iglesia, con sus rupturas y heridas, nos dará la clave para entenderlo. Pero señalemos algunos problemas con más detalle.
Por un lado la historia de la transmisión del texto bíblico es compleja y azarosa. Siempre ha habido un esfuerzo, que ha conocido su mayor expresión académica desde 1950 y que no se ha detenido, en pro de conseguir las mejores y más contrastadas bases textuales en un acercamiento científico a la Biblia con el apoyo de las ciencias bíblicas y de las ciencias sociales. No siempre las distintas iglesias y tradiciones se han puesto de acuerdo en cuanto a las mismas y ello ha provocado un movimiento divergente en cuanto a acercar posturas que intenten fundamentarse en las mismas bases textuales. A día de hoy podemos decir que los pasos dados en esta dirección son enormes e irreversibles a favor de bases textuales comunes.
A nadie se le escapa que la servidumbre mayor en este asunto radica en el hecho de tener que hacer traducciones para poder trasladar el mensaje bíblico, a menos que el lector domine el hebreo bíblico, el arameo o el griego koiné (lenguas bíblicas). La primera fue del hebreo al griego (Septuaginta) y posteriormente la traducción a latín (Vulgata Latina) de toda la Escritura convirtiéndose en el texto oficial para toda la cristiandad medieval. No podemos olvidarnos del armenio, del copto, del siríaco y otras lenguas antiguas que en los primeros siglos del cristianismo también vertieron a sus propias lenguas la Biblia. Ni que decir tiene que un paradigma de la reforma protestante del S.XVI fue el deseo de poder leer la Biblia en las lenguas romances, emancipándose así del latín, por un deseo propio de la “devotio moderna” más personal y subjetivo de vivir y entender la fe. La traducción, en suma, está en la base de muchos malentendidos y males, bien a su pesar. El riesgo de sesgo teológico, los matices o los énfasis que cada tradición puedan darle a la Escritura se convierten en una fuente constante de sospechas y excomuniones mutuas. El Concilio de Trento, por su parte, dio las directrices canónicas para que todo intento de traducir, editar, distribuir o poseer una Biblia en lengua romance fuese abortado, cristalizando todo ello en el Catálogo-Índice de Libros Prohibidos de 1559 donde se hace condena explicita de tales prácticas.
Si a todo ello sumamos la enorme difusión de traducciones que nacieron en el contexto del avivamiento norteamericano del S. XIX (mormonismo, testigos de Jehová) y que en demasiados casos emprendieron “aventuras” de traducción bíblica fuera de lo que podríamos llamar la mejor escuela académica de traducción bíblica, forzando en muchos casos la traducción a sus propios dogmas o creencias, la desconfianza se acabó instalando entre las distintas confesiones cristianas, que barajaban Biblias “patrimonializadas” y a su propio servicio. No debe extrañar por tanto el recurrente estigma que ha acompañado a las “Biblias protestantes” a las que se las suponía tóxicas para el magisterio de la Iglesia católica, y las “Biblias católicas”, del otro lado, acusadas de estar más preocupadas de sostener el dogma a pie de página que de dejar que la propia Biblia hable.

Hecha esta breve sinopsis histórica de este largo y complejo proceso, situemos en el tiempo y el espacio el nacimiento de las Sociedades Bíblicas. Juntamente con la expansión de las misiones modernas por parte del protestantismo que encarna perfectamente la figura de William Carey (misionero bautista inglés que alcanzó la India y tradujo la Escritura al sáncrito y el bengalí), nació el movimiento bíblico que a día de hoy agrupa a 142 sociedad bíblicas en todo el mundo, alcanzando a casi 200 países y regiones del mundo. No debe perderse de vista que un rasgo definitorio de la comprensión que la tradición protestante en general tiene de la evangelización es “entregar, llevar la Palabra, dar la Biblia”. Esto forma parte de su talante y no debemos olvidarlo para entender la razón y dimensión de este movimiento. Cualquier persona que viaje por países de tradición protestante habrá comprobado la presencia de la Biblia en lugares públicos, en boca de autoridades civiles, hospitales, hoteles, cárceles, etc… estando presente de una forma más natural y directa de lo que lo está en países de tradición católica.

Históricamente, el movimiento metodista que surge en el seno de la Iglesia Anglicana como un movimiento de renovación y de piedad, relanza la necesidad de que cada cristiano tenga su propia Biblia para su guía e instrucción. Esto tiene su eclosión a finales del S. XVIII en un momento también en que Gran Bretaña tiene una visión global del mundo por ser en estos momentos la potencia económica indiscutible, inmersa en la revolución industrial y exportando a todos los rincones del mundo. Sobre este humus va a nacer la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, constituida un 7 de marzo en Londres, en 1804. La SBBE nace como un movimiento de naturaleza interconfesional aunque por estar enraizado en un contexto protestante su área de acción y su talante serán en sus primeras décadas lógicamente protestantes.

Una característica común de las sociedades bíblicas que irán naciendo en estos años (hasta unas 40 en poco más de 20 años) será la edición de Biblias sin notas ni comentarios, cosa que conculcaba claramente las normas y directrices del magisterio de la Iglesia Católica y que generaría un inevitable clima de desconfianza hacia tales prácticas. No es extraño por tanto que apareciera una Encíclica en la que se condenaba explícitamente el trabajo de las sociedades bíblicas en 1844. (Gregorio XVI “Inter Praecipuas Machinationes”) En las décadas de 1830-50 circularon por España varios miles de ejemplares del Nt y de la Biblia de la mano de los primeros agentes-comisionados de la SBBE en nuestro país, George Borrow; J. N. Graydon; J. Thompson, que realizaron una ímproba y arriesgada labor siendo tachados de agitadores y propagandistas en un clima social y espiritual todavía muy cerrado. Curiosamente los traducciones que tuvieron a su alcance y que imprimieron para distribuir fueron de raíz católica, concretamente la versión de Scío de San Miguel, una traducción realizada al castellano desde el latín realizada a finales del S. XVIII. Esto muestra, en cierto modo, el talante abierto y sin prejuicios de aquellos hombres para poner en manos de los españoles una Biblia que pudieran entender.

Dando un pequeño salto nos situamos en 1950, momento el cual empezarán los primeros contactos entre biblistas católicos y protestantes. Ya para entonces ha aparecido la primera Biblia católica traducida desde los originales al castellano, la Nácar-Colunga (1944,BAC). Dos personas de elevada responsabilidad y trascendencia van a pilotar estos acercamientos, dos personas providenciales para guiar el curso de los acontecimientos: por parte de la SBU (las Sociedades Bíblicas Unidas, ya agrupadas en una fraternidad mundial desde 1946) su secretario general mundial Olivier Béguin, y por parte de la Iglesia Católica , el Cardenal Bea, s.j. Éste último fue quien propuso al papa Juan XXIII la creación del “Secretariado para la Promoción y Unidad de los Cristianos”, institución que posteriormente presidiría. Ya con Pablo VI y bajo el impulso de la Constitución Dogmática “Dei Verbum”, emanada del Concilio Vaticano II (1965), el camino está allanado para llegar a acuerdos concretos. El 5 de enero de 1967 se produce la primera reunión de acercamiento en un proceso que desembocará en la firma de las “Normas para la cooperación Interconfesional en la Traducción Bíblica”, un documento de 1968 que fue simbólicamente anunciado el Día de Pentecostés de aquel mismo año. Estos acuerdos, que fueron revisados en 1987 fueron la primera piedra de muchos frutos de trabajo interconfesional en materia bíblica. La FEBIC (Federación Bíblica Católica) que nace en 1969, ya incluye en su constitución una norma básica de cooperación con las SBU. En aquellos años tuvo gran trascendencia el hecho de pactar las mismas bases textuales para la traducción de la Biblia, concretamente la Biblia Sttutgartensia (basada en el trabajo precedente de R. Kittel) para el AT, y el NT Griego de Nestlé-Aland y en cuyo comité también participó el Cardenal Carlo Maria Martini.

Hagamos un resumen de las Normas entre las SBU y el Vaticano que nos dé una sumaria información:
1. Como ya ha sido dicho se acordó el uso de las misma bases textuales antes citadas.
2. Las Biblias serían editadas sin notas ni comentarios de carácter dogmático o confesional
3. Los libros deuterocanónicos o apócrifos (así llamados por el protestantismo) se incluirán entre los dos testamentos, siguiendo la tradición de la Vulgata de S. Jerónimo y de los reformadores del S. XVI
4. Dichos libros estarán precedidos por una introducción que informe al lector del valor de los mismos para las diferentes iglesias.
5. Las ediciones llevarán un amplio glosario, vocabulario, tablas de pesos y medidas, una introducción histórico-literaria a cada libro o sección de la Biblia con el fin de orientar al lector.
6. Es recomendable el Imprimatur o licencia eclesiástica.


B. “Frutos del trabajo bíblico interconfesional en España”

*”Dios habla hoy”
Este es el primer fruto del trabajo bíblico interconfesional en castellano nacido en América latina. La aparición del NT, bajo el título entonces de “Dios habla al hombre” es del año 1966 aunque sus orígenes se remontan a los años 50. Surgió de la necesidad de acercar la Biblia a las comunidades de base católicas y a la pujante ascensión de las comunidades evangélicas de aquellos años. La Biblia completa se editó finalmente en 1979 y en 1992 se adaptó al castellano peninsular español. Desde entonces se ha revisado en tres ocasiones y también ha sido publicada una Biblia con notas de estudio muy apreciada entre los lectores (2002). Su característica esencial es que se trata de un nivel literario medio o standard, de fácil comprensión para los castellanohablantes que manejan un vocabulario no muy extenso, y basado en la equivalencia dinámica como criterio de traducción, es decir, flexibilizando la traducción de modo que suene natural y directa en la lengua receptora, tal como llegó a sus primeros oyentes o lectores.

*BTI (Biblia Traducción Interconfesional)
En la búsqueda de un texto común pero de mayor riqueza y nivel literario dio comienzo en 1973, éste en España, del proyecto de traducción que a fecha de 2008 ha visto finalmente la luz después de 35 años de trabajo en común. Un hito histórico para la historia de la Biblia en España. El 17 de febrero de 1973 las Sociedades Bíblicas Unidas, el Secretariado Nacional de Ecumenismo, La Casa de la Biblia, y como editores Verbo Divino y la B.A.C firmaron el protocolo de acuerdo que ha guiado la acción durante más de tres décadas. Por parte de la Iglesia católica la coordinación recayó sobre Miguel Salvador y por parte protestante sobre Ignacio Mendoza, que a su muerte pasó bajo la responsabilidad de Ricardo Moraleja. En 1978 apareció el NT y 30 años después ha sido presentada, con todos los honores, en la Biblioteca Nacional de España. En ella han colaborado más de 20 biblistas, consultores y revisores en estrecha colaboración. Se trata de un texto de gran fidelidad y riqueza literaria.

*BCI (Biblia Catalana Interconfesional)
Curiosamente las nacionalidades históricas con lenguas propias co-oficiales vieron culminadas sus propias traducciones mucho antes. En el caso de la lengua catalana la necesidad se plantea en 1971 entre las SBU y el Obispado de Tarraconense. En 1975 firman un acuerdo de colaboración la Abadía de Montserrat, la Associació Bíblica Catalana, la Institució Bíblica de Catalunya y las SBU. Para 1979 se edita el Nou Testament y en 1993 aparace la Biblia completa de la cual se imprimen 100.000 ejemplares. La coordinación del proyecto estuvo bajo la dirección del biblista catalán Armand Puig. Pocos años después aparecieron las adaptaciones a las variantes Balear (1995-BBI) y Valenciana (1996-BVI).

*Elizen Arteko Biblia
En esta misma línea apuntada, al Euskera batua o estándar normativo de la academia vasca también será traducida la Biblia surgiendo esta inquietud en el marco de un taller de traducción celebrado en 1970 en el que explicaba precisamente las virtudes de la equivalencia dinámica. En 1977,en Gipuzkoa se da inicio a este proyecto baja la coordinación del monje benedictino Dionisio Amundarain. En 1983 aparecerá el NT “Itun Berria” y en 1994 la Biblia completa, la Elizen Arteko Biblia.


*TBA (Traducción Biblia Asturiano)
Aunque el Asturiano o Bable no es lengua oficial sí tiene la consideración de lengua protegida y estamos a las puertas de ver culminada la traducción que se inicio en 1988. En 1991 apareció el “Evanxeliu de san Lluques”, en el año 2000 el NT más los Salmos, y está previsto que para 2011 podamos presentar la Biblia completa. Por último apuntar que la Biblia al Galego es un proyecto pendiente que está en fase de estudio ya algunos años. Todo este desarrollo y empeño de traducir la Biblia a las lenguas co-oficiales o protegidas del Estado Español es coherente con el espíritu y la letra de las SBU, entendiendo que toda comunidad lingüística tiene el don y el derecho de prestigiar su lengua y su cultura, y por tanto de poder leer la revelación escrita de Dios, la Biblia, en su propia lengua para incardinar mejor los valores del evangelio.


C. “A modo de conclusión”

Armando Levoratti, prestigioso biblista y ex miembro del Pontificio Consejo Bíblico así como consultor de las SBU, afirma que a día de hoy, católicos, ortodoxos y protestantes disponemos de un “suelo común” para poder llevar a cabo una exégesis biblico-ecuménica fecunda. Para ello, sigue argumentando Levoratti, se precisa que las diferentes confesiones renuncien a toda pretensión apologética y alejen todo prejuicio dogmático al acercarse al texto bíblico. Juntamente con ello será necesario un sano empleo del método histórico-crítico y la prevención de hacer lecturas fundamentalistas o privativas de la Escritura. Los acuerdos del 1968-1987 son una base firme para seguir trabajando en confianza y alumbrar traducciones y ediciones que ayuden al lector contemporáneo a comprender mejor el trasfondo de la Biblia mediante notas de estudio y ayudas complementarias académicas que son revisadas por equipos ecuménicos.

Cada época y cada tiempo histórico ha sido modelado por una particular interpretación de la Biblia. Este es un tiempo de convergencia entre cristianos que además tiene la virtud de enviar signos muy potentes al mundo que se derivan del trabajo bíblico interconfesional: en primer lugar otorga un enorme prestigio académico del Libro de los Libros, que ha configurado el pensamiento, las instituciones y los artefactos materiales y culturales de Europa, en segundo lugar posibilita el diálogo entre tradiciones cristianas sobre un texto que es reconocido como propio por todos, y por último tiene un apreciado valor testimonial de unidad “ad extra”, recuperando así el viejo y anhelado sueño de tener “una sola Biblia para todos los cristianos”.

Pau Grau. Abril 2010.
Vº ENCUENTRO DE CENTROS ECUMÉNICOS DE ESPAÑA
Barcelona 1-2 de Mayo 2010


Organizado por el Centro Ecuménico de Cataluña, del 1 al 2 de mayo ha tenido lugar en el Seminario Salesiano Martí-Codolar, de Barcelona, el Vº Encuentro de Centros Ecuménicos y Entidades Ecuménicas de España.

Participaron en el encuentro representantes del Centro Ecuménico de Cataluña; Centro Ecuménico Misioneras de la Unidad, de Madrid, Centro Ecuménico de Salamanca; Centro Ecuménico de los Rubios, de Málaga; Asociación Ecuménica Internacional (IEF); Foro Ecuménico Pentecostés, de Madrid; Movimiento Focolar; Interland Terres de l’Ebre; GERFEC; Actividad ecuménica de la Diócesis de Bilbao y miembros de la Iglesia Bautista de Denia (Alicante). Acudieron también a la cita ecumenistas de fuera de España, entre ellos: el Pastor Martii Hirvonen de la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia y Joan Misser, venido desde Francia.

La propuesta de este Vº encuentro llega, en la opinión de los convocantes, “en un momento delicado para las Iglesias y para nuestras sociedades”
“El fenómeno de la globalización, decían, nos ha sorprendido desprevenidos para responder juntos de forma adecuada. Nos toca ahora, ponernos al día, para responder a la herencia que hemos recibido y, de otra parte, asumir con renovado entusiasmo los nuevos tiempos y sus oportunidades “para que el mundo crea” (Jn 17, 21).

Comenzó el encuentro con unos momentos de oración en los que, en este año en el que celebramos el centenario del nacimiento del movimiento ecuménico moderno, en la ciudad de Edimburgo (1910), se recordó a los pioneros difuntos del ecumenismo, que como nube de testigos nos preceden y proyectan sobre nosotros la luz de la vida nueva y la plenitud de unidad en Cristo. Sus nombres resonaron entre nosotros en el ámbito de la oración, evocando la presencia y la historia de cada uno. Fueron acogidos con gratitud y deseos de fidelidad al camino ecuménico que abrieron en España.

Coordinó el encuentro el
P. Joan Botán, Director del Centro Ecuménico de Cataluña, memoria viva, junto a Joan Misser, de los albores ecuménicos en Cataluña y cuyo origen se puede situar en Barcelona alrededor del año 1954, con la visita del pastor Gunnar Rosendal, la cual provocó el nacimiento del llamado “Grupo Ecuménico de Barcelona”. Este grupo se puso muy pronto en contacto con el movimiento ecuménico iniciado también en Salamanca y Madrid, tejiendo con ello un entramado de relaciones entre los grandes ecumenistas del momento como fueron: D. José Pont i Gol, D. José Sánchez Vaquero, el P. Morillo, Paul Couturier, el Padre Michalón, D. Lamberto Echevarría, José Luís Díez Moreno, Mons. Briva, Mons. Taibo de la IERE, D. Julián García Hernando, P. Desumbila, el pastor Luís Ruiz Poveda, etc.

El pastor
Enrique Capó de la IEE, dio el saludo de bienvenida a todos los asistentes. “El Ecumenismo, dijo, no es buscar la unidad de las Iglesias, sino la unidad de los cristianos” invitando a todos los presentes a revisar el camino recorrido desde el último encuentro. “Se trata, decía, de ver dónde estamos y qué hemos hecho”.

María José Delgado, Directora del Centro Ecuménico, Misioneras de la Unidad, presentó brevemente la historia y el origen de los “Encuentros de Centros Ecuménicos” promovidos por D. Julián García Hernando, fundador de las Misioneras. Él, decía María José, buscaba siempre el acercamiento sencillo entre todos, con una forma de reunión no institucionalizada que facilitara el poner en contacto a unos con otros. Entre todos, concluyó María José, a lo largo de estos años hemos ido creando un clima de afecto y de testimonio mutuo.

Milagros González, Misionera de la Unidad, hizo la presentación, la historia y actividades del Centro de Madrid, recordando con emoción el legado de D. Julián.

El
P.Fernando Rodríguez Garrapucho, Director del Centro de Salamanca fundado por D. José Sánchez Vaquero, tras un breve recorrido por su historia, presentó sus actividades, centradas principalmente en la formación de la historia y la teología ecuménica a través de los cursos universitarios, conferencias y sus publicaciones principales: la revista “Diálogo ecuménico” y la colección “Bibliotheca Oecumenica Salmanticensis”.

Jaume González Agapito, Delegado de Ecumenismo del Arzobispado de Barcelona, manifestó su gran preocupación por la profunda crisis que vive en estos momentos el ecumenismo en España. Señaló como uno de los factores de esta crisis dentro de la Iglesia católica-romana la falta de voluntad por parte de nuestra jerarquía española de hacer posible este camino. Mons. Agapito considera que se ha llegado a límites insostenibles que están pidiendo una solución urgente. Expresó también, la urgente necesidad que tenemos como cristianos de encontrar lenguajes inteligibles, para transmitir el mensaje evangélico a las nuevas generaciones.

Manfred Benzina, Director del Centro Ecuménico de los Rubios (Málaga), presentó las actividades del Centro, ofrecido como lugar de encuentro y acogida con una clara función social y cultural, donde el que llega pueda encontrarse bien en un ambiente cristiano.

Jesús de la Fuente habló de la historia y la actividad ecuménica en la Diócesis de Bilbao en cuyo origen está otra de las grandes figuras del ecumenismo en España, el P. Martín Zabala. Actualmente, la actividad del Centro gira en torno a la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, a la vez que trabaja en colaboración con otros grupos como son los Focolares, grupos cristianos de la Universidad de Deusto y “Fe y Justicia”.

Rosa Serrahima, del Movimiento Focolar, presentó la espiritualidad ecuménica de Chiara Lubich, la cual dio una gran importancia al ecumenismo del pueblo. Chiara tenía la certeza de que Jesús en su súplica por la unidad “que todos sean uno” no podía pedir una cosa que no se pudiera realizar.

Joan Sánchez Reveté, de Interland Terres del l’Ebre, como grupo ecuménico, hizo una llamada a los asistentes a encontrar vías de solución ante la situación de encallamiento del Ecumenismo en nuestro país.

Manuel López, miembro de la Iglesia Bautista de Denia (Alicante) habló de su inquietud como ecumenista y periodista y, solicitó de la asamblea el que ésta elaborara un mensaje para ofrecer, desde España, en la clausura del centenario de Edimburgo, al cual va a asistir como periodista.

El
Pastor Martíi Hirvonen, de la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia, habló de la experiencia ecuménica en su Iglesia y afirmó que tanto los cristianos de Finlandia como los de España, necesitan el testimonio de unidad en Jesucristo. “Necesitamos, más que nunca, dijo, la voz de la unidad en nuestras Iglesias”.

Maite Cabié, profesora del Instituto de Teología San Fructuos, de Tarragona, habló de su trabajo en GERFEC, grupo europeo de investigación por la formación de profesores cristianos.

Inmaculada González, miembro de la Asociación Ecuménica Internacional (IEF) y del Foro Ecuménico Pentecostés, de Madrid, presentó brevemente estas dos realidades, la primera, de ámbito internacional y, la segunda, de ámbito local, nacida, esta última, en Madrid, con motivo de la aportación de España a la IIIª Asamblea Ecuménica Europea de Sibiu.

En la sesión de la tarde tuvieron lugar dos conferencias sobre
Presente y futuro del movimiento ecuménico, a cargo de Héctor Vall , S.J. y del Pastor Carlos Capó.

Vall comenzó su conferencia describiendo la realidad actual del Ecumenismo en una sociedad marcada por la secularización, el pluralismo cultural y religioso, realidades que afectan también a nuestras Iglesias y presentan grandes dificultades para la transmisión de la fe.
Héctor Vall concluyó su exposición abriendo caminos de esperanza al Ecumenismo en España, en medio de estas tensiones. Destacó la importancia de:
- Revalorizar nuestra estima mutua
- Necesidad de formarse y de estar informados del caminar ecuménico
- Establecer una mejor conexión entre los Centros Ecuménicos
- Establecer y cuidar el contacto con las Jerarquías.

El
pastor Carlos Capó, partió de su experiencia ecuménica personal, vivida desde su infancia de forma positiva. Desde niño aprendió a valorar la importancia del conocimiento mutuo. En su recorrido por el caminar ecuménico de las Iglesias constató que los documentos elaborados, frutos de los diálogos bilaterales, son signos de avance y, aunque éstos han favorecido espacios de “cordialidad y conveniencia” entre unas y otras, no es bastante. Con ello no se ha llegado a donde se hubiera deseado: “queda mucho por hacer, decía, hasta lograr la unidad visible que todos deseamos”.
La falta de diálogo y de respuesta en el Ecumenismo es un escándalo. Al hablar de la actual situación del Ecumenismo en España habló de dos realidades: El Ecumenismo de salón y el Ecumenismo de calle. En el primero situaba el ecumenismo de las estructuras, de las proporciones; en el Ecumenismo “de calle”, situaba el “atrevimiento” que él llamó “subversivo”, es decir, aquel que se da en las situaciones de la vida ordinaria, más allá de lo oficialmente establecido.
“A pesar de las dificultades, dijo, el Ecumenismo sigue vivo mientras en el corazón de cada cristiano siga vivo el Cristo de la Amistad”.

La rica experiencia compartida entre todos exigía hacer propuestas concretas que marcaran el horizonte al futuro del Ecumenismo en España. Estas se sintetizaron en:

1. Puesto que se ha perdido, hay que recuperar a nivel nacional una estructura de diálogo a través de la coordinación de Centros y Entidades ecuménicas.
2. Aprovechar el informativo Infoekumene, del Centro Misioneras de la Unidad, como canal de comunicación y de información.
3. Mantener viva la vocación ecuménica, profundizando en las raíces de la espiritualidad cristiana y ecuménica.
4. Cuidar a través de la formación la preparación de las generaciones futuras.
5. Poner la fuerza en la oración: “Si uno reza de verdad, los muros de la separación caen; nuestro Señor reza con nosotros y en Él no hay divisiones” .
6. Crear espacios que den voz y participación al cristiano de base.
7. Colaborar en las cuestiones sociales urgentes.
8. Continuar un ritmo bianual de reuniones, en las cuales, se elabore un documento conjunto que exprese nuestra fe y nuestras posturas comunes como cristianos.
9. La convocatoria de estos encuentros se hará a través de los Centros Ecuménicos.

Además de estas líneas de acción se tomaron dos acuerdos:

1º. Que en el próximo encuentro se reflexione sobre las aportaciones del centenario de Edimburgo 2010, centradas en el tema de la Misión y en el modo de ser testigos de Cristo en el siglo XXI.

2º Haciéndonos eco de la llamada de la Asamblea de Sibiu, trabajar por hacer posible en España el reconocimiento oficial del Bautismo para todos los cristianos. Este tema habría que incluirlo en el próximo encuentro.

Al concluir nuestra reunión de Barcelona los asistentes tenían conciencia de haber escrito una página importante en la historia del ecumenismo hispano, se podía intuir en todo lo vivido y compartido como “el paso del testigo” de la generación pionera del ecumenismo a la generación presente.

Las palabras del P. Fernando Rodríguez Garrapucho pueden ser la mejor síntesis del encuentro: “
Tenemos ante nosotros una tarea que tiene más sentido que nunca: mantener viva la llama de uno de los dones más grandes que el Espíritu Santo ha dado a la Iglesia en los últimos tiempos: la llamada a trabajar por la unidad y a vivir en la unidad de Cristo”.


Inmaculada González Villa
Asociación Ecuménica Internacional
4 de mayo 2010

viernes, 16 de abril de 2010

TESTIGOS DE JESUCRISTO, SERVIDORES DE LA UNIDAD
CIEN AÑOS DEL MOVIMIENTO ECUMÉNICO (1910-2010)


Vosotros sois testigos de todas estas cosas.
(Lc 24, 48)

¡Hermanos y hermanas en el seguimiento de Jesús!

El día 22 de enero de cada año conmemoramos, en la cristiandad occidental, a san Vicente, diácono (“servidor”) de la Iglesia de Zaragoza y mártir (“testigo”) de Cristo en Valencia el año 304, durante la “gran tribulación” de Diocleciano. Su culto se extendió muy pronto a las comunidades cristianas de Oriente y llegó a ser venerado como “protector de todo el mundo”, según la expresión de san Justo de Urgel (s. VI). Por otro lado, este año, se cumplen cien años de la primera Conferencia Misionera Mundial, que tuvo lugar en Edimburgo el año 1910 y que señala el inicio del movimiento ecuménico, dirigido al restablecimiento de la Iglesia indivisa.

Por este motivo el pasado 23 de enero se hicieron presentes en Valencia una serie de entidades inter-confesionales, con el fin de participar tanto en la Ruta de San Vicente, peregrinación ecuménica a los lugares vicentinos de la ciudad, como en la oración inter-confesional vespertina en el Convento de Santa Clara, de monjas clarisas capuchinas, actos en los cuales participaron, con gran gozo espiritual, pastores y laicos de confesión católico-romana, anglicana, evangélica y ortodoxa, con lecturas, oraciones y cantos en valenciano, castellano, inglés, nambya, latín, griego y rumano.

El culto vespertino fue presidido por Mn. Alexandre Alapont, misionero valenciano en Zimbaue y traductor de la Biblia y del Misal romano a la lengua nambya, y la predicación estuvo a cargo del Rvd. Eduardo Delàs, Pastor de la Primera Iglesia Evangélica Bautista de Valencia, que recordó particularmente al pastor, teólogo y mártir luterano Dietrich Bonhoeffer (+1945), “testigo de Jesucristo entre los hermanos”.

A continuación os ofrecemos nuestro testimonio común y nuestras reflexiones compartidas, como miembros de esas entidades inter-confesionales, a propósito del movimiento ecuménico. Lo hacemos fraternalmente y con alegría, ya que “Por nuestra parte, no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hch 4, 20).

Antes de nada, queremos dar gracias a Dios por el gran don del movimiento ecuménico, suscitado por el Espíritu Santo para llevar el Cuerpo de Cristo, hoy dolorosamente dividido, a la unidad plena y visible entre las Iglesias, signo de la unidad en la diversidad de toda la familia humana.

Dirigimos nuestra mirada agradecida a la Conferencia Misionera Mundial de Edimburgo (1910), en la que las Iglesias protestantes y anglicanas abrieron el camino ecuménico e hicieron posible la posterior incorporación de las Iglesias ortodoxas (encíclica del Patriarcado de Constantinopla de 1920) y de la Iglesia católica (creación del Secretariado para la Unidad de los Cristianos por el papa Juan XXIII en 1960, con vista al Concilio Vaticano II).

A lo largo de estos cien años, las iniciativas y realizaciones ecuménicas han sido numerosas y a menudo fructíferas, y eso en diversas esferas o ámbitos que no son excluyentes, sino que resultan complementarios:

Ecumenismo bíblico, con la elaboración de traducciones inter-confesionales de las Escrituras, y su estudio, proclamación y meditación en común; cabe mencionar aquí la tarea insustituible llevada a cabo por las Sociedades Bíblicas Unidas.

Ecumenismo espiritual, que tiene cada año un momento privilegiado en la Semana de Oración Universal por la Unidad de los Cristianos (establecida en 1908), pero que lleva a vivir de forma habitual la oración por la unidad y el intercambio de dones entre las diversas tradiciones cristianas, reconciliándolos en la vida de cada comunidad y de cada fiel.

Ecumenismo secular o encarnado, que impulsa la acción conjunta de los cristianos en la sociedad, de forma crítica y liberadora, al servicio del reinado de Dios; esto comporta la preocupación por la justicia, la paz y la salvaguarda de la Creación, e implica, entre otras exigencias, la lucha por los derechos humanos, la movilización contra la pobreza, la igualdad y amistad entre hombres y mujeres, la acogida e integración de los emigrantes y las minorías, el reconocimiento del lugar público de las religiones conviviendo en la sociedad y la protección de la diversidad lingüística i cultural.

Ecumenismo doctrinal o diálogo teológico que, realizado de forma oficial o privada, suministra la base indispensable para la unidad, según el principio de “diversidad reconciliada”, y constituye un tesoro precioso para el pueblo de Dios, que tiene derecho a su recepción; de entre los muchos notables documentos señalamos, ahora que se ha cumplido el décimo aniversario, la Declaración conjunta sobre la justificación, firmada el año 1999 por la Iglesia católico-romana y la Federación Luterana Mundial y que ha sido asumida posteriormente por el Consejo Mundial Metodista.

Ecumenismo institucional o inter-eclesial, con momentos privilegiados de gracia como la fundación del Consejo Ecuménico de las Iglesias el año 1948 y, a nivel continental, la celebración de las Asambleas Ecuménicas Europeas de Basilea (1989), Graz (1997) Sibiu (2007) y la promulgación de la Carta ecuménica (2001), verdaderos hitos históricos que han hecho posible el encuentro de los cristianos del Continente, por primera vez después del cisma de Oriente y de las divisiones del s. XVI.

Ecumenismo de base: hermanos y hermanas de diversas tradiciones nos encontramos con el fin de orar y trabajar por la unidad de la Iglesia y por el reinado de Dios, sea en el marco local (Centre Ecumènic Inter-confessional de Valencia, Centre Ecumènic de Catalunya, Amistad Judeo-Cristiana, Dones Creients) sea a nivel internacional (Asociación Ecuménica Internacional, en el campo del ecumenismo espiritual; Acción de los Cristianos por la Abolición de la Tortura, dentro del ecumenismo secular).

Como peregrinos que somos hacia la meta a la que el Señor nos llama, constatamos cómo se cumplen las palabras de Paul Couturier: “la unidad que Dios quiera, cuando quiera y por los medios que quiera”. Con frecuencia, en la ya centenaria historia del movimiento ecuménico, nuestros caminos y proyectos no han coincidido con los del Señor (cf. Is 55, 9)… No podemos sino hacer nuestras las palabras del Apóstol: “¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!” (Rm 11, 33). Pero a la vez, como seguidores de Jesús, nos sabemos incorporados para siempre a su oración sacerdotal: “Te pido que todos vivan unidos, (...) De este modo el mundo creerá que tú me has enviado” (Jn 17, 21).

Así, más allá de los momentos de estancamiento y de los aparentes retrocesos, a pesar de los pecados de los cristianos, el ecumenismo progresa de forma imparable, conducido por Dios, y por eso, constituye una fuerza purificadora y transformadora de las Iglesias, que se sienten urgidas a una renovación y a una conversión permanente según el Evangelio.

Referidas a todos los creyentes, continúan siendo válidas las palabras del cardenal Mercier: “para unirse, hay que amarse; para amarse, hay que conocerse; para conocerse, hay que encontrarse; para encontrase, hay que buscarse.” Por lo tanto, llamamos a los miembros de nuestras comunidades a ir al encuentro de los otros hermanos y hermanas en Cristo, con gozo y confianza, en la oración, la edificación mutua y el testimonio común.

A los dirigentes de las Iglesias les pedimos que promuevan un impulso ecuménico nuevo y más vigoroso. El pueblo cristiano, conscientemente o no, espera palabras y signos más claros. En particular, ha llegado la hora de establecer, con decisión y sin miedo, canales o estructuras permanentes de comunión, también a nivel local, que hagan visible y eficaz la unidad que ya poseemos y abran nuevas vías hacia la unidad plena.

En nuestro mundo global y relacional, el diálogo y la acción ecuménicos encuentran su complemento en el diálogo interreligioso. En primer lugar y de manera muy especial, con nuestros hermanos mayores, los miembros del pueblo judío. También con los musulmanes, igualmente hijos de Abraham, el padre común en la fe. Y con los hombres y mujeres de buena voluntad, a quienes Jesús atrae amorosamente, a través de su cruz, hacia la resurrección y la vida definitiva (cf. Jn 12, 32).



Valencia, 14-III-2010

Día de la Biblia
Tercer domingo antes de Pascua en las Iglesias de Oriente y de Occidente

Obdulia Guillén, Josep Samarra (Acció del Cristians per l’Abolició de la Tortura -ACAT); María Teresa Soler (Amistad Judeo-Cristiana); Joan Botam (Centre Ecumènic de Catalunya – CEC); Amparo Cervigón, August Monzon (Centre Ecumènic Interconfessional de València – CEIV); María Salut Piera (Dones Creients); Kate Davson, Sue Smith, Mª del Carmen Sarmiento (IEF – International Ecumenical Fellowship / Asociación Ecuménica Internacional)


Mensajes de las entidades inter-confesionales firmantes


2006 Carta a las comunidades cristianas

2007 Carta a los hermanos y hermanas del Islam

2008 Peregrinos de Jesús en Europa

2009 Nacidos de la Palabra

2010 Testigos de Jesucristo, servidores de la unidad